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lunes, 28 de abril de 2014

MARCHÁNDOME_5: 27 ABRIL 2014-ESPAÑOL


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MARCHÁNDOME_5: 27 abril 2014

El 29 de abril 2014 tipo 15:30h, hará un año desde que fumé mi ultimo cigarro.

A la sazón, escribí sobre la experiencia de dejar mi relación con el tabaco, pero por varias razones nunca subí nada a mi blog.  Unos pocos muy cercanos amigos sabían de este acontecimiento, pero la gran mayoría de amigos y fans no supo nada. ¡¡Perdón!!   Ahora salgo del armario, como quien dice.
Van unas observaciones más o menos aleatorias, juntadas durante el transcurso de los pasados doce meses.  Durante ese mismo año grabé y presenté los dos discos de Canto de la Monarca: Mujeres en México –sobre le cual sí subí bastante al blog: ¡indáguenlo aquí en enero y julio del 2013!
Vale, por empezar: parece estar muy de modo hablar pestes del tabaco, estar totalmente anti-tabaquismo; parece que no hay escala de grises, todo blanco o negro.
Pues va, por fuera de modo que parezca: mentiría si dijera que no disfruté el 90% de los cigarros que fumé.  Santo dios, ¡cómo me encantó fumar!  Sólo recordarlo me lleva una sonrisa nostálgica a los labios. Mmmhhh.
Así mismo, sería una mentira gruesísima decir que sufrí horriblemente a la hora de dejar esa relación.  Sí, tuve un par de horas en que me asaltó la cosquilla de la auto-duda, preguntándome si hubiera hecho la cosa correcta –algo a que me doy cuenta de que estoy ALÉRGICA— pero eso fue principalmente por la parte psicológica, no la física— de la dependencia. Y se resolvió muy fácilmente con la buena comida a que me invité. Léelo en SALIENDO.3.
Varias personas dijeron o escribieron cosas que me dieron la sensación de que ellos tenían visiones de Cervantes batallando a todo lo que daba para liberarse de las garras de esta horrenda y malévola adicción.  Solían aparecer frases como tu batalla con la adicción casi enmarcadas con luces anaranjadas o imágenes de relámpagos de caricatura, como la publicidad de una peli de los años cuarenta del siglo pasado.  Muy Hollywood, mis queridos, pero así no fue en lo más mínimo.  En realidad, sólo hice lo que cualquier de nosotros hace cuando resuelva hacer una tarea, ya sea preparar la interpretación de una pieza de música o la construcción de una casa: me organicé con las mejores herramientas disponibles y manos a la obra.
La verdad es que ya estuve lista para salir, igual como había estado lista para salir de otras relaciones en que me había entretejido y que habían empezado a hacerme daño.  En todas la Persona En Cuestión ya me había dejado, en algún sentido: los caminos se habían dividido, se había puesto en claro que dicha Persona quisiera otro tipo de mujer o simplemente, otra mujer.  Aquí, empecé a ver que el tabaco también ya me había dejado: empezó a hacerme mella, a aminorarme el paso. Así que era hora de hacer mutis, lo más grata y fácilmente posible, ocasionando la mínima molestia que pudiera.  ¿Cómo una doña? Sí.  ¿Cómo la Amable –aunque Imperiosa— Diva que quiero ser?  En lo absoluto.
Pues ¡resulta que no todo mundo quisiera saber que no sufrí! Quedé atónita.  En ese par de semanas después de fuma ese último cigarro –algo parecido a hacer el amor por lo que sabes será la última vez— me topé con toneladas de personas con quienes compartía que había dejado de fumar.  Algunas estuvieron súper apoyativas – interesante que mucha gente que todavía fuma y lo disfruta mucho fue entre las personas más positivas. Hubo otras personas que, según me dijeron, habían dejado de fumar y todavía sintieron privadas de algo.  Uno me dijo, Hace tres años desde que lo dejé y todavía, cada que alguien enciende uno en mi alrededor todavía me muero de ganas de fumar.  Luego me mira con una mirada penetrante y me pregunta, “¿Y cómo te sientes?”  Le digo que me siento increíblemente feliz me lanza una mirada cargada de escepticismo y recelo.
De repente me doy cuenta que el compartir mi propia felicidad no siempre dará alegría a los demás. Lo había visto antes en mi vida pero lo había olvidado.  Cuando conté todo esto a mi querida amiga Z*** Y***, terapista que trabaja mucho con asuntos de adicción, ella dijo, Sounds like you were smoking for a lot of people (Parece que estabas fumando para mucha gente).  Aún en el teléfono de Skype pude escuchar su sonrisa.
Y luego hubo las personas  -principalmente no-fumadores pero que quizás han tenido sus batallas desde menor hasta acampal con la comida o la bebida o lo que sea— genuinamente interesadas en cómo me fue, cómo era. Para mí esto de veras me cayó muy bien.
Esto parecerá completamente loco pero es verdad: hay momentos cuando pienso en el cigarro y en fumarlo, y el asunto entero me parece irrelevante.  Es la mejor palabra que se me ocurre.  El cigarro ya no tiene nada que ver conmigo, bueno o malo, disfrutable o asqueroso. Simplemente no importa.
También ha sido divertido descubrir la enorme cantidad de folclor alrededor del asunto de la dependencia, en particular en lo que se refiere al tabaco.  A veces útil aunque rara vez; principalmente divertido.  Por empezar, los datos son del todo contradictorios.  Creo que no toman en cuenta que cada cuerpo es distinto.
Varias personas, al saber que yo había salido, me enviaron estas chulísimas listas de los cambios positivos que pasan a tu cuerpo cuando dejas de fumar.  Tanto en inglés como en español, benditos. Varias versiones distintas, si sirve la memoria.
En una, dijo que yo iba a tener menos vello en mi cuerpo –porque el tabaco puede impedir la producción de estrógeno que, se supone, pone su límite en la cantidad de cabello y vello que el cuerpo femenino produce. Éste iba acompañada por una imagen de esas digitales de un antebrazo bastante hirsuto, seguido por otro casi completamente carente de vello.  (Me pregunto qué tiene todo esto que decir acerca de la imagen popular de la belleza femenina … pero eso es otro blog.) Pues lamento decir que no dio en el blanco.  Parece que tengo más cabello, digo, no de manera fea, pero en definitivo más. Todavía me estoy acostumbrando.  Yo soy totalmente a favor de mucho cabello en la cabeza, así que no me quejo.
Obviamente sobre la relación entre el arte y la dependencia química se ha escrito montones.  La muerte por heroína de Philip Seymour Hoffman hace unos meses sacó a la luz muchos comentarios acerca de cómo los sensibles entre nosotros son particularmente vulnerables a problemas de adicción.  Y hubo los inevitables comentarios sobre para esas personas, cuando son artistas, la dependencia incluso podría ser una suerte de precondición necesaria para su trabajo.
Yo tengo un considerable problema con estas ideas.  Por un lado, representa un espantoso estereotipismo acerca del artista: una verdadera porquería romanticizada.  ¡Lo peor es cuando los jóvenes artistas lo creen!
Y en realidad, simplemente no es el caso: veamos todos los músicos –por mencionar sólo una categoría—que terminaron sus relaciones abusivas con el alcohol y otros drogas y siguieron adelante para tener espléndidas carreras.  No perdieron ni una iota de su pasión o su potencia musicales, y seguramente agregaron años a sus vidas tanto creativas como físicas.
Como se puede imaginar, yo pensé bastante en todo esto, antes de dejar de fumar.  Y después.  Si hubiera algo que me preocupaba fue precisamente eso: ¿hasta qué grado el tabaco estaba enganchado a mi vida como músico? Cuántes veces recordé cómo de un día al otro abandoné el cenicero con su humeante cigarro, al lado del piano en su mesita especial, pocas semanas después de que empecé a trabajar con Lettvin.  Nadie –¡y menos yo!—pretendía que yo dejara de fumar … pero de repente se convirtió en una distracción.  No solamente no fue necesario, fue una molestia.  Pensé en esto como aún otro modelo, sin estar segura de cómo entraría en juego pero bastante segura de que sí entraría, ya sea de manera literal o metafórica. Y por supuesto que sí: el cigarro había empezado a poner trabas en mi camino más que me estaba complaciendo; ergo, era una molestia.  Hora de que yo me marchara.
La amiga que dejó el tabaco cuando estaba fumando hasta 60 cigarros diarios me dijo, antes de que yo lo dejé, Mira, no tiene que ver con el cigarro como tal, tiene que ver con tu relación con el cigarro – es mucho más acerca de ti que del cigarro.
Nunca me he arrepentido de esta decisión, ni siquiera por un momento.  Al contrario: sigo sintiéndome profundamente agradecida que mi salida de esa relación con el tabaco –tan gratificante y placentera durante tantos años— resultó ser tan fácil, al final cuando la relación ya no era muy emocionante y se había convertido en un lastre.
Nostalgie du tabac.  Ha habido y todavía hay lo que he llegado a pensar como nostalgie du tabac –quién sabe porqué lo pienso en francés, ¿será esos tipos tan feo-guapos y tan extraordinariamente sexy, todos con el cigarro colgado de sus labios tan apetecientes?—en todo caso: nostalgia por el tabaco. En definitivo no es nostalgia para fumar el tabaco: tengo cero ganas de fumar. Más bien, es nostalgia por cómo me sentí en ciertos momentos cuando fumaba. Interesante que casi todos esos momentos tienen que ver con estar sola, con apartarme de la muchedumbre.  Todavía hay bastante aquí que examinar.
Se cumplió mi deseo.  Tres o cuatro veces he tenido momentos en que me di cuenta, incrédula, que casi quisiera que tuviera ganas de fumar – me hace reír.  Después de la última vez que esto pasó –en marzo, hace un mes aproximadamente— entendí: NO quererlo es lo que tan apasionadamente había deseado, hace casi siete años.  Se cumplió mi deseo.
De cuando en cuando, durante estos pasados veinte-tantos años, me he dado cuenta: todas las cosas que en realidad he deseado, he recibido.
Vale, la parte del peso.  Si has leído los anteriores posting, sabes que yo tenía una visión de mí misma parecida a mi tocaya Ana Guevara, dentro de seis meses después de fumar ese último cigarro.  Esto no ha sucedido.  De hecho, hay unos cinco kilos innecesarios en el área de mi cintura que antes no estaban. Oscilo entre rabia por los kilos y deleite –sí, todavía— por el delicioso sabor que tiene la comida –y eso que yo siempre tenía un paladar bastante fino aún como fumadora. También hay una suerte de boba alegría acerca de casi todo, me supongo que primordialmente por estar viva y consciente.
La gente tampoco sabe qué pensar de esto, al menos algunas personas.  Por un lado, por todo un haz de razones santurronas, tienen que estar muy felices que Ana Dejó el Chingarro.  Por otro lado, ¿les da gusto verme Un Tantito Rechoncha? ¿Qué le pasa a la Q, por dios?
Pero no puedo dar explicaciones.  Me supongo que he decidido –recurriendo al modelo de que parece que he logrado las cosas que en realidad he deseado—que en cierto momento el equilibrio se volverá a establecer, resultado de un misterioso giroscopio cuyo instructivo no tengo y sólo puedo intuir.
Parece que todavía no estoy lista para el Regimen Macrobiótico de Madonna.  Buenoooo … quizás si hubiera un chef particularmente simpático que me lo cocinara … nunca digo nunca.
Mientras tanto, como siempre cuando estoy aquí, salgo todas las mañanas a caminar o a correr con mis dos maravillosas compañeras Azabacha y Estrella.  Desde principios de abril, después de la profunda fatiga post-parto de Monarca, por fin empiezo a establecer un buen ritmo de trabajo al piano. Curiosamente, tomado de la mano con esto piano se reestablece mi trabajo de alfombra, una mezcla de Pilates, Somática, yoga y quién sabe qué más.  Así que --¿quién sabe?—tal vez el giroscopio ahora se activa.
Importantísimo entender: dejar el tabaco es un golpe metabólico de proporciones titánicas. Si hubieras tomado, al levantarte, un juguito de naranja cada mañana durante muchos años, y de repente no lo hicieras, tu cuerpo lo sentiría.  Probablemente dejar el tabaco es un poco más complejo que este ejemplo, pero te da idea.  Me late que hay algo de investigación sobre este aspecto pero muy honestamente, entre la grabación de los dos discos Monarca y toda la acompañante locura no tuve ni tiempo ni energía mental para darle el necesario seguimiento.
Una suerte de inocencia. Olfateo el perfume de un cigarro recién encendido y me huele absolutamente delicioso.  Pero no me da ningún deseo de fumar.  Esto para mí es un fenómeno absolutamente asombroso y deleitoso. Es una suerte de placer inocente que imagino ser como ser niña, olfateando el cigarro de mi papá –o igual mi mamá, los dos fumaban— y gustando de ese perfume sin ganas de algo más.
Curiosidad.  Como en tantos otros momentos, la curiosidad fue un ímpetu que me generó enorme energía.
Por ejemplo: toqué mi primer concierto libre de tabaco exactamente un mes después de fumar ese último cigarro, y fue algo bastante chido.  No tenía ni idea de cómo se sentiría y lo más chido de todo es que estuvo completamente bien.  Fue una grata sorpresa que no se sintió nada diferente.  De hecho, concentración y energía tantito mejor -- ¿será por tener más oxígeno en cuerpo y mente?
Otro ejemplo: cuando fui a EU para las presentaciones Monarca en DC y NYC, fue la primera vez que había estado en DC como no-fumadora desde mi adolescencia … y la primera vez en NYC.  Aquí también me preguntaba cómo sería.  Por un lado, ¡¡SORPRESA!! En realidad no se sentía muy distinto.  Por otro lado, para mí fue un asombroso hito histórico en mi vida.
Hazlo por tus propias razones. Al mero final de ese curso Allen Carr con sus seis horas y media, la terapeuta dijo, “Esto es algo trillado pero terriblemente importante. Siempre leemos que hay que hacer las cosas para nosotros mismos: la meditación, la relajación, una caminata en el bosque, las vacaciones, lo que sea.  Esto es igual pero en otro sentido: es absolutamente esencial que cada uno de ustedes deje el cigarro por sus propias razones. Escríbelas.  Pon una copia en el refri, en la cartera o la bolsa de mano, otra al lado de la cama, otra en el coche –dondequiera que creas que sea necesario.  Todas las personas en tu alrededor tendrán una larga lista de razones para que tú dejes de fumar.  Seguramente son muy válidas pero no son TUS razones.  No lo hagas por sus razones, hazlo por las tuyas.”
Imposible exagerar lo importante y maravilloso que fue este consejo para mí.  Conforme que pasaron las semanas y los meses después de ese último cigarro –fumado con goce pero también, sea dicha la verdad, casi con aburrimiento, anticipando mi pronta libertad— entendería vez con vez lo atinadísimo que es este consejo.  ¡Es cierto! Todas las personas en mi alrededor tenían una larga lista de razones porque sería bueno para mí dejar de fumar. Estoy segura que todas, TODAS fueron válidas, persuasivas, buenas, lo que sea.  Pero a la postre estas razones –como me supongo sucede a cada rato en estas situaciones—tenían mil veces más que ver con esas personas que conmigo.
Y mis razones ¿qué fueron? Si has leído los anteriores capítulos en esta pequeña crónica sabrás algunas. Al final, la razón central es:
Era hora de irme.
¿Qué llevo conmigo ahora, un año después de marcharme de esa relación?
Creo que es esto:
Lo primordial, cada vez más, es que La Parte de la Alegría es a Mí.
Segundo: la Elección y las Razones son Mías. No tan extraño, me supongo, que esas también fueron las lecciones centrales de otras salidas, otras partidas, otras evoluciones en mi vida. ¡Lo mejor es todavía por venir!

martes, 19 de marzo de 2013

CONCIERTO EN TORREÓN ...

Escribí esto el domingo 10 pero luego me puse muy ocupada, así que es hasta ahora que traduzco y subo mis apuntes sobre este asombroso viaje relámpago a Torreón …
Una semana después de tocar –y grabar (sigan atentos)—el hermoso Divertimento para Piano y Orquesta de Joaquín Gutiérrez Heras, QEPD, con la OSUG, iba a dar un recital solo en Torreón (Coahuila), México: un programa mixto de siete compositoras Monarca junto con piezas del repertorio.  (Pueden ver el programa abajo.)  El concierto fue el sábado 9, en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer y fue presentado conjuntamente por la ONG de Torreón Mujeres Salvando Mujeres –más info abajo—y el Patronato del Teatro Nazas.
Así que A*** y yo viajamos al norte la noche del jueves 7.  El autobús sale de León (una hora de Guanajuato) a las 21:00h y llega a Torreón a las 06:00h.  Cuando llegamos sabía que había dormido durante el viaje pero no tenía ninguna memoria de haberlo hecho; no sé si tiene caso.  Tuvimos un tiempecito para desayunar y recargar pilas un poco antes de que una agenda bastante intensiva de entrevistas inició a las 10h, principalmente radio pero también en la tele (Cervantes, acuérdate de cepillarte el pelo y pintar los labios … ).  

Esa impactante primera entrevista, en el parque ...
Otra el el radio con Coca, tantito más convencional ¡pero no por eso menos disfrutable!

Y sí, la de la tele ... ;=))
Alrededor de las 14:30 comimos algo rápido y fue cuando dije, URGE que yo tenga un par de horas con el piano del foro.  Y un muy noble instrumento que es: un Steinway de gran cola, mínimo de cien años de edad, con su teclado original de marfil pero –de lo que pude ver y escuchar- con sus entrañas todas nuevas.  El foro era un cine que hace unos ocho años se alistaron a demoler, hasta que la comunidad artística de la ciudad juntó cabezas con la empresarial, se formó un patronato y el inmueble se convirtió en el espacio que ahora es.  Tiene una acústica nada menos que divina, y una atmósfera cálida y acogedora: mucha madera, mucho rojo. 
En la entrada del bello Teatro Nazas
Adriana al lado de la mampara en la entrada al Nazas.  Allí estoy yo, ¡el 9 de marzo!
Y el interior ... ¡bello y acogedor!
Cupo unas 1200 personas; aunque pueden correr una cortina que divide el foro para cortarlo a unas 600.  Creo que hubo unas 150 gentes en mi concierto, lo cual es impresionante para un concierto de este tipo – sobre todo considerando que fue una noche de futbol en que el equipo local jugaba.  Un público hermoso que irradiaba atención y buena energía.
El concierto se presentó por Mujeres Salvando Mujeres, una ONG lagunense (así se denominan los ciudadanos de Torreón), cuyos integrantes son unas ocho doctoras, un par de químicas, una empresaria y en este momento no recuerdo a qué se dedican las otras dos o tres.  Todas las doctoras están conectadas de alguna manera con el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama; por lo menos dos de las integrantes son supervivientes de ese cáncer. 
¡Qué asombroso grupo de mujeres!  Dinámicas, enérgicas, entusiastas, de las que una vez que decidan actuar, OJO, son arrolladoras.  Resulta que una de las principales razones que formaron este grupo es que la tasa de cáncer de mama en Coahuila es más del doble de la tasa promedia nacional: 26% en lugar de 11%.  No es claro qué combinación de factores medioambientales, socioeconómicos y de salud pública lo causa; además que todos estos factores, tanto a nivel individual como en su conjunto, están en un estado de mucho flujo actualmente.  Asombrosamente para una ciudad del tamaño de Torreón (unas 608,000 personas en el 2010) hay sólo dos oncólogos ginecológicos; una de ellos es integrante de este grupo.
Torreón ha sido terriblemente golpeada por la violencia -que parece casi aleatorica- del narco.  A escasos diez metros de la entrada artística del Teatro Nazas hubo una verdadera trinchera de militares, con todo y ametralladoras y costales de arena.  De noche, por lo menos en esa área a dos o tres cuadras de la Plaza de Armas, en cada esquina hay grupos de militares o de la Policía Federal.  Durante un tiempo, nos contaron, las personas en efecto replegaron a sus casas, y algunas todavía lo hacen.  Cuando sucede esto, la sociedad se debilita, porque no hay solidaridad: cada quien a su casa-ciudadela y aislado de sus vecinos y su comunidad. 
La comunidad creativa y artística de la ciudad, hace poco, se hartó de esta situación. Decidieron retomar la vida pública de la ciudad, sus calles, parques y jardines.  De manera que la primera entrevista esa mañana del viernes fue con Joel de Santiago, quien ahora para su programa de radio casi no hace entrevistas en el estudio: las hace todas en parques, jardines, restaurantes.  Es una pequeña muestra de lo que según nos dicen es un vasto esfuerzo, prácticamente un artista a la vez, de retomar la vida pública de la ciudad.  Muy bello, muy conmovedor.
Esa noche del viernes pudimos presenciar el concierto de la Camerata Coahuila, en ese mismo Teatro Nazas, y fue un gran concierto: la Sinfoníaa #85 de Joseph Haydn y el Stabat Mater de Pergolesi.  Haydn fue tan ligero como el aire pero sólido cuando se lo pedía; y para el Stabat Mater hubo dos impresionantes jóvenes cantantes –la soprano Sandra López y la mezzo Araceli Pérez- junto con el Coro de Niños (en efecto puras niñas) del Colegio Cervantes.  ¡Adorables, y además cantaron MUY bien!  La Camerata suena excelente, están tocando requetebién; y sentí que el Maestro Ramón Shade hizo un maravilloso trabajo, de muy buen gusto y de mucha sensibilidad.
La vibra en el teatro fue palpablemente llena de emoción, orgullo y goce.  Según nos dijeron, la asistencia del público cayó durante un rato pero ahora ha empezado a subir de nuevo.  Aún otra muestra de cómo el arte es un esencial pegamento que une a la sociedad, porque enseña a la gente donde se puede encontrar algún terreno en común: nos proporciona una fortaleza que de otra manera no tenemos.  De hecho, después de esta primera visita mía a Torreón, me atrevo a decir que es cuando el mundo físico y “real” se pone más peligroso que el arte brota y sale a las calles: ¿se acuerdan del chelista de Sarajevo?
Mi concierto, pues: fue bien y yo contenta.  Fue un programa monstruoso pero funciona: aunque creo que cortaré el segundo Étude de Debussy en futuras versiones.  Algunos de uds me preguntarán, ¿Chin, Anita, podrías considerar programas un tantito menos monstruos?  Me he preguntado lo mismo.  Pero en este caso de veras funcionó: nadie me pareció cansado de la concentración, o quemado de los oídos.  Creo que el iniciar el programa con esa hermosísima Sonata de CPE Bach (la 5ª de la serie prusiana) y la segunda mitad con el exuberante primer Étude de Debussy hace tan buena cimentación para la espléndida música que sigue que simplemente el escucha está consumido por la curiosidad y no se cansa.
Iba a hacer una interactiva charla pre-concierto a las 19h antes de empezar el concierto a las 20h; pero por razones que desconozco esa idea se descarriló.  Así que cuando salí al escenario tipo 20:15 pregunté a las multitudes si quisieran la charla como tal o que simplemente yo hablara brevemente antes de cada pieza como siempre hago.  Adelante con el concierto, respondieron.  Así que así lo hice: lo que siempre hago.  Menos mal: prefiero un espacio más íntimo para una charla de esas, o al menos la posibilidad de invitar a todos muy cerca al piano.
Hablando, como es mi costumbre ...

Tocando

Debo dedicar un par de palabras a la gerencia del Teatro Nazas, de un profesionalismo total y gratificante.  ¡Tantos foros donde ni siquiera se le ha ocurrido a alguien dejarme una botella de agua!  Nada de eso aquí.  Todo desde la difusión hasta el camerino fue ejemplar.
Hubo, eso sí, un par de problemas con la afinación de las octavas del registro grave.  En mi nota al maestro técnico había rogado que los arreglara: ya sea que lo intentó y no pudo, o ni siquiera lo intentó, estaban mal.  Nota a mí misma: Hay que INSISTIR en una reunión con el técnico para revisar como quedó el piano.  Volví algo consentida en el DF con el súper-técnico de Yamaha; y aquí también, ahora que el súper-técnico local Ramón Sanabria está a una hora de distancia.  Estorba TANTO tener que recordarme de tocar una sola nota en lugar de la octava en esos pasajes de Pilar Jurado y Gabriela Ortiz, por no mencionar Debussy, rediós.  Pero en fin.  El concierto fue muy bien, yo contenta, el público requetecontento, la Directora del Teatro muy contenta, A*** contenta.

El tiempo justo, después, para una cena casi a velocidad luz (una paella sabrosísima) y unos brindis, allá mero en otro cuarto del espacioso Teatro; y llegamos corriendo a la Central de autobuses.  La secre de la Directora nos había encontrado una salida en Ómnibus de México (OdM) a la medianoche y lo agarramos. Las dos teníamos cosas que hacer aquí el lunes para que necesitábamos estar descansadas. Fueron diez horas y media de viaje: pero el domingo a las 10:30 estuve en casa.  Un largo viaje y estoy orillando a la catatonia ¡pero muy feliz de haber tocado un buen concierto para tan maravilloso público y feliz de estar en casa con mi piano y mis mascotas!
LUNES … Y ¡hay una reseña!  Karla lo encontró mientras buscaba la liga para otro recorte de prensa.  Me sigue siendo un misterio total de dónde el autor cosechó lo de música electrónica: lo único que se me ocurre es ¿cuándo toco dentro del piano en la pieza de Pilar Jurado?  Bueno, como sea, va el texto.  La liga es http://laguna.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/c48d6d197085e209d71fc7eb1555bbc0

MILENIO
CULTURA • 10 MARZO 2013 - 3:23PM — ÁNGEL REYNA
Su elegancia interpretativa al piano, sólo se iguala a la cuidada selección del repertorio que tocó en el recital organizado por “Mujeres salvando Mujeres” y el Patronato del teatro Nazas.

Torreón • Ana Cervantes es una extraña muestra de mujer firme y suave a la vez: su elegancia
interpretativa sólo se iguala a la cuidada selección del repertorio que tocó en el recital organizado por la asociación lagunera “Mujeres salvando Mujeres” y el Patronato del Teatro Nazas este sábado por la noche. Un proyecto que de entrada pareciera titánico, porque en realidad puede no terminar en el resto de la vida de la artista Méxiconorteamericana que recopiló en dos años una serie de composiciones que parten de mujeres mexicanas, o que vivieron en México –como Carlota de de Habsburgo- y que sirvieron como “musas” para 15 autoras de cinco países.
Una afortunada combinación de música clásica, contemporánea y recién hecha en un recital inesperado para una noche de futbol en territorio Santos y que deleitó a la intérprete y al auditorio con nueve composiciones en un extraño equilibrio que abarcó sonidos barrocos, modernos, de la Nueva Era y música electrónica en composiciones, salvo las de Bach y Debussy por supuesto, realizadas por encargo de Ana Cervantes para su proyecto “Monarca”.
Ella platicó sobre este proyecto que es una paradoja, el mundo femenino a través de la aparente fragilidad que supone conforme a paradigmas que se rompen de pronto en el escenario y que comienzan a romperse en la vida real.
Auspiciado por el Conaculta, el INBA y la SEP, el programa se integra con la respuesta que dieron a Cervantes las compositoras Silvia Berg, de Brasil, Alba Potes, de Colombia, Pilar Jurado, de España, Joelle Wallach, y Anne LeBaron, de la Unión Americana, y Georgina Derbez y Gabriela Ortíz, de México, entre otras cómplices de la pianista.
Una delicadeza que se detiene a tiempo para no perder la fuerza necesaria que se requiere para esta y cualquier otro tipo de música y que muestra las mil formas musicales de la imagen femenina.
Luego de salvar una confusión en el horario, Cervantes abrevió su charla y comenzó el recital con breves comentarios previos a cada una de las piezas, desde la Sonata en do mayor de Carl Philipp Emmanuel Bach, hasta el Preludio y Estudio de la mexicana Gabriela Ortiz, donde el público puso atención y se emocionó incluso con las piezas que no resultaron tan fáciles de digerir musicalmente hablando, como “Primero Sueño”, de Pilar Jurado.
Cervantes es ex becaria de la Fulbright-García Robles en 1999-2000 y de la EPROMUSICA del Conaculta-INBA y de otras instancias gubernamentales mexicanas que han apostado con ella por este proyecto “Canto de la Monarca-Mujeres en México” que atienden a remembranzas de figuras históricas como La Malintzin y literarias como Jesusa [Palancares], el personaje de Elena Poniatowska.  El resultado es este estreno que dio a Ana Cervantes la oportunidad de visitar por primera vez Torreón y de trabajar con “Mujeres Salvando Mujeres” y el teatro Nazas.
Las 17 compositoras de México, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos y la Gran Bretaña, respondieron a Cervantes con el entusiasmo del artista que atiende un encargo.












lunes, 4 de febrero de 2013

AHORA, SÍ, ESTO ES MÍO. POR AHORA ... LUEGO LO DARÉ AL UNIVERSO ...



2013-01-31


PENSAMIENTOS ESCUCHANDO ESTA MÚSICA: ESTO ES REAL.  POR AHORA ES MÍA... LUEGO LA DARÉ AL UNIVERSO ...
Tengo que escribir esto ahora, AHORA, mientras todo esté caliente.  Inglés, español, lo que venga primero a la mente.  Una disculpa … quizás algo más coherente saliere después 
Estoy escuchando el pre-master de este primer disco de Canto de la Monarca y quiero decirles todos que yo tenía razón, no estaba loca, esta música es FENOMENAL, es fenomenal toda junta, FUNCIONA.
Otros intérpretes –muchos, espero— tocarán esta música … ojalá y muchos, porque es tan buena y fructífera, tan gratificante y emocionante.  Pero ahora, ahora en este momento, es mía, porque yo ayudé a inspirarla, yo he sido la partera, la que ayudó a traer esta música al mundo; y en este momento –igual, me imagino, como en cualquier parto — estoy llorando lágrimas de regocijo y agobio y orgullo, todo mezclados.
Tenía razón de iniciar con María Sabina de Cruz de Castro, la pieza es un gesto que nos atrae al misterio y de la exaltación de todas estas mujeres, de toda esta música inspirada en ellas.  Y de su DIGNIDAD.  Al final, María Sabina se marcha con paso firme rumbo a las brumosas montañas de su tierra oaxaqueña –todavía misteriosas en el México del 2013—y hay una parte de mí que cree que ella está todavía viva allá, o su espíritu lo está.  Es lo que me dice mi imaginación.  Mi imaginación que tiene enormemente que ver con mi proceso de preparar la interpretación de todas estas piezas.  Quien dice que uno no debe imaginarse colores, olas, personalidades, rabia, deleite, sensualidad, mil tipos de luz, incontables maneras de volar, cincuenta y siete palabras para la nieve … es de plano loco, o nunca ha amado.
Y se vale seguirlo con el Retrato de Malintzin de Jack Fortner porque nos lleva más adentro del misterio, mas siglos atrás.  Pero ¿quizás también ahora mismo?  Esto es México, en muchos sentidos somos un país no-occidental.  Hubo personas a quienes no les gustó esta pieza de Jack –al menos al principio— pienso que en parte porque recordaron el drama de Vine a Comala, la arrebatadora mini-ópera que compuso para Rumor de Páramo.  En muchos sentidos esta pieza es completamente distinta: lenta, misteriosa, toma su bendito tiempo para revelarse, opera de acuerdo con otro reloj.  Es clave recordar lo que él dice en su nota sobre la obra: es un retrato de Malintzin vista a través de los ojos de Cortés.  Tomo un momento para imaginar esto y me doy cuenta que es casi inimaginable.  Digo, piénsalo: ¿¿qué había pensado ese hombre de esa mujer??  La música atrae, anhela, hace amagos de amenazar y repentinamente se retira a la sombra; se pone ardiente y en un santiamén se vuelve a retirar.
La compleja conexión entre Europa, en particular España, y México –grosso modo, la conexión entre el Viejo Mundo y el Nuevo—será un leitmotif, un tema persistente, en este álbum.  Espérense, verán …
La amenaza implícita –al menos imaginada—en la pieza de Fortner se convierte en violencia real en la obra de Marcela Rodríguez, Todo en fin, el silencio lo ocupaba.  Unos clústeres enormes, hechos por mis antebrazos y mis palmos, de que el más enorme es el final, el que termina la obra, un sonido gigantesco como lo de un órgano que hace vibrar el iPod, el iPad, el aparato del estéreo, tus propios huesos mientras escuchas, vibrar como el órgano de la catedral: instrumento que, hace siglos, los fieles creyeron ser la mera Voz de Dios.  Pero luego los clústeres vuelven delicados, como si respondieran a algún impulso distinto al del poder bruto y la fuerza de la violencia.  Hay momentos de gran lirismo; pero al final son fugaces.  Esta pieza es llena de turbulencia e inquietud, de duda y amenaza.  Ese gran clúster al final, ¿es el triunfo del luminoso espíritu e intelecto de Sor Juana o la amenaza cada vez más presente de la hoguera a que el maléfico Aguiar y  Seijas tanto quisiera mandarla?  No sé; quizás las dos.
También tenía razón de seguir esta obra densísima con la de Alba Potes: Desde el aire: seis instantes.  Todo menos que densa, esta música: texturas tan frágiles que sin embargo procuran ser a veces hasta brutales, pero también enorme lirismo, todo dentro de una voz extraordinariamente económica.  Escucho ahora a estas seis micro-piezas –terminadas, hechas, de alguna manera todo esto ahora es REAL, hecho más permanente por el regio Yamaha C5 y la asombrosa ingeniería de Roberto y Kenji—y es como ver las fotos del Tsunami en Japón o el huracán Sandy en EU hace unos meses.  Los títulos son cosas así como Certidumbre-incertidumbre, Los juegos se desvanecen, Aprisa … El evocativo acorde de la segunda es la anacrusa –de hecho, la primera y la segunda piezas en su conjunto son la gran anacrusa— a la tercera (Los juegos se desvanecen), ay dios mío, el terrible remordimiento después de esa precipitosa caída, como la caída de Lucifer, como la caída de un millón de mariposas, qué hacemos con los inocentes de nuestro mundo.  Y la primera nota del último Instante es como el toque de difuntos.  Todo acabado … y somos nosotros que lo hemos hecho.  Una carga de tristeza casi insoportable en tan pocas notas …
Sigue la asombrosa Nymphalidae de Tomás Marco y sí, es el palate-cleanser, lo que limpia el paladar como esos sorbetes a mediados de una comida de esas legendarias francesas de haute cuisine.  Son tres micro-piezas.  Desde un inicio yo he sospechado que esto es porque mi querido Tomás no pudo escoger una musa en particular; pero sospecho que también es porque algo en el aspecto formal de este tríptico le atrajo.  Hay una suerte de afectuoso buen humor en la primera –que incorpora, dice Marco en su nota, un fondo de canción castellano.  Pero la segunda, La mariposa de Sor Juana, lo dice todo sobre la persistencia, el corazón que a veces duda, la voz acortada o callada; sobre la tenacidad y la fragilidad.  La tercera es el primer micro-rondó que en mi vida he visto, ¡y de veras funciona!  Incluso con referencias al más clásico rondó que puedas imaginar.  Hay quienes desestiman esta música por ser demasiado simple pero ¡vamos! es ingeniosa, es conmovedora, no pretende ser más de lo que es; en fin, a mí me convence.  El propio Marco me dijo de esta pieza, “Como casi siempre sólo trato de alcanzar una compleja simplicidad o una simple complejidad.”  Vale, va.  Helo aquí el hermoso tríptico limpiador de paladar de este álbum y ¡caramba!, lo necesitamos.
Porque lo que sigue es Griffin, la formidable Like water dashed from flowers (como agua arrojada de flores) de Charles B. Griffin.  Es quizás aquí que la conexión entre México y España golpe más duro.  Tan compleja.  El corazón dolido, la rabia del rechazo.  La evocación del agua que corre como una vena vital a través de esta obra.  El altamente hierático prólogo, el agua que nos lleva dentro del sueño –o la realidad—la fuerza del pie sobre la tierra o el tablao, la fuerza de la voz.  En términos formales la pieza dista poco de la estructura del fandango; y  ese momento cuando empieza el zapateado casi te detiene el corazón: lo digo con la debida modestia.  Ahora los pies, el impacto del tacón sobre la madera del improvisado plataforma-escenario, el arrogante gesto, la energía que nos abruma como una inmensa ola, son todos evocados por el piano.  Ahora todo esto es en el piano.  Ya no hay efectos.  Y al final, después de toda la rabia y la locura, regresa el agua.  Estamos en el agua.  Dúctil, móvil, impermanente, de alguna manera neutral.  Donde nos lavamos, donde nuestro corazón está partido y --esperamos— sea remendado.
¿Estoy en lo correcto, terminando este disco con lo que yo pienso como las tres piezas extáticas – primero Uribe, luego Barker y Berg al final?  He sabido durante seis meses que este primer álbum Monarca tiene que terminar con Berg: es la viva encarnación de terrible pérdida, de amor y redención.  Es, de alguna manera, la alquimia de toda creación.  La vida nos parte el corazón; la música y el arte transforman ese viaje al abismo en alas que nos llevan al cielo.
Uribe ES el vuelo: El viaje nocturno de Quetzalpapálotl.  El tronar de las alas, la urgencia de ese impulso irreprimible de tomar vuelo.  La ternura y el regocijo de flotar, planeando sobre los termales del cielo de la medianoche.  Y al final esa  frase imposiblemente larga, la que parece continuar durante una eternidad y que tardé eternidades en saber cómo sostenerla, la que siempre me trae lágrimas de alegría a los ojos.  ¿Y cómo termina, mi queridísimo Horacio?  Con un perfecto coral: a la vez pensativo, grave (como un movimiento Grave de JS Bach); todavía anhelando las alturas, con indicios de deleite, y al final, al mero mero final … ese acorde de séptima que nos hace darnos cuenta de que éste es un contínuum.  Que en realidad no hay un final.
La Malinche de Barker es el último retrato de Malintzin en este álbum.  Difícil imaginarse una evocación más extraordinaria de triunfo y belleza y, al final, soledad.  Los sonajas-cascabeles-ramas vibrantes, las trompetas, el canto, TODO, en un gradual crescendo hasta usar el instrumento entero, todos los registros, todos los volúmenes desde el bajo más piano y más lejano –lo de que pienso, cada vez que toco esta pieza como LAS PROFUNDIDADES DEL TIEMPO—hasta un registro agudo reluciente, transparente, que a su vez se metamorfosea en un bajo estruendoso que se convierte en, ¡SÍ!, el momento enorme y tecnicolor de la pieza, el momento en que los relámpagos abren las montañas e iluminan todo.  Ésta no es alguna humilde mujer sumisa obsequiada para aplacar las posibles rabietas del conquistador: NO.  He aquí increíble fortaleza y iniciativa, he aquí ternura; he aquí también soledad.  Porque al final, con ese unísono Mi-bemol muriéndose hasta al silencio, al niente, ella está sola.  Ay dios mío.
Y sí, El sueño … el vuelo de Berg tiene que cerrar este álbum.  Al principio, uno podría creer que aquí está el bálsamo después de tanta montaña rusa emocional.  Y en cierto sentido, lo es.  Pero hay mucho más. Esta es la pieza, de todas las piezas de este disco, que te rompe el corazón y después te lo reconstruye.  No te lo repone, te lo reconstruye; importante esa distinción.  Ese primer indicio del vuelo, que se pone casi iracundo y luego se esfuma. 
Y luego el primer fugaz aleteo de alas que apenas se atreven a imaginarse que podrían tener la fuerza para volar; y luego ¡SÍ!, exploran el teclado entero, uniéndolo y juntándolo, primero titubeante y con delicadez y luego con absoluta autoridad y certeza … y luego todo desvanece en el aire, desaparecido con la más tenue pista posible de remordimiento, quizás una premonición de pérdida.  Pero luego vuelven las alas, al inicio no sabemos si es cierto pero SÍ, están de vuelta, están aquí, nos llevan una vez más casi al estratosfera y luego … y luego, dios mío, viene ese acorde que más triste no hay, el que me hace llorar cada vez que lo toco, que de veras me parte el corazón; pero entonces, AÚN ENTONCES, esas alas aparecen una vez más para enseñarnos el camino hacia el cielo.  Es por esto que Berg tiene que ser la última pista.
Bueno, pues eso.  Es hasta ahora, ahora por fin, que todo esto es real.  Todo este trabajo, toda esta fe, todo esta búsqueda para las alas que me muestren el camino hacia el cielo.  El sueño … el vuelo.  Por esto ahora tengo lágrimas en los ojos, mis queridos, porque antes de todo cuanto vuelo viene un sueño, y este sueño por fin está volando.

domingo, 10 de junio de 2012

THOUGHTS ON FAILURE, GENEROSITY, CONNECTION TO ART


THOUGHTS Failure & generosity-1 (2012-09-June)

(por ahora sólo en inglés, lo quise subir rápido, ¡perdón!)

Here's a cool photo of the Famous Alebrije, as an advance door-prize for reading through this:


The foto is by CARLO OLMOS CARRILLO.
The Alebrije (google this if you don't know what they are) is by ELSA CRUZ.
I have wanted to write about this for a long time here.  I wasn’t ready to until now.  I think what made this moment happen was re-reading an extraordinary posting by Polly Carl, on the Howlround site (http://www.howlround.com/notes-on-generosity-in-the-theater-by-polly-carl/).  I’d first read this over a year ago, when Tom Cott included a link to it in his wonderful You’ve Cott Mail clipping service, and I found it enormously moving and inspiring at that moment.  Today, I was reminded of it for some reason and went looking for it.  Re-read it, and understood it in a completely different and far more personal way.  This is why:

My second commissioning and recording project, Canto de la Monarca: Mujeres en México / Song of the Monarch: Women in Mexico was more ambitious than the previous one, Rumor de Páramo / Murmurs from the Wasteland, a musical homage to landmark Mexican writer Juan Rulfo involving –over the course of its two recordings—23 composers from five countries and three generations.  For Monarca, I planned a double CD, to avoid the unplanned second child phenomenon that happened with Rumor.  I budgeted not only for a small salary for me (10,000 pesos per month, about US$900), but also for a real composer’s honorarium of 25,000 pesos (ca. US$2000) for each of the 17 composers.  Rumor had paid a completely symbolic honorarium of 10,000 Mexican pesos.  Based on my quite good fundraising success with Rumor, I had it all worked out that I would be able to raise the almost US$75,000 –of which the composer honoraria were $34,000-- through governments, foundations, and private individuals. 

I was so wrong.  I started fundraising for Monarca just at the time when the worst global financial crisis since the Great Depression was hitting with full force.  No government was interested in giving money to a project, however beautiful, especially one whose commissioning artist was not of its own country.  It didn’t matter that I’d commissioned music from eminent composers of Brazil, Colombia, México, and Spain; as well as from my own two nations of México and the US.  There was simply no money.  There was no money from any government.  

Undaunted, at the beginning of 2011 I decided to try my hand at crowd-funding.   I did this first on a platform called Kickstarter, which in spite of not being the first of its kind seems to be the Most Famous.   I did, I thought, all the stuff you are supposed to do: personal emails to people in my own community (those who responded were all Mexicans, not one single foreigner); personal emails to people in my fan-base; Tweeting and Facebooking like mad, all that stuff. 

Kickstarter have an all-or-nothing philosophy.  This meant that of the almost US$3500 that we raised, Monarca saw not one thin dime.  Rubbing salt in the wound were the people who, in spite of me explaining it in every single blessed email, bulletin, etc, didn't get that if we didn't meet our goal their credit card wouldn't get charged; and when we mounted TWO new campaigns on IndieGoGo, never returned to donate.  I mean, JIMINY.

The people who supported Monarca were, and are, the people who have always supported my projects: a relatively small group of folk who are mostly, although not exclusively, friends and admirers whom I know personally.   The circle enlarged excitingly, though marginally, with some wonderful supporters here in México; but only a few.  I kept Monarca going out of my own savings, which by the Spring of 2011 were almost gone.

All this time, all through the second half of 2009 and all of 2010, the music was wonderful.  My time at the piano was incredibly rich, with the ten pieces whose World Première I was to perform in the 38th Festival Internacional Cervantino: Tomás Marco, Carlos Cruz de Castro, and Pilar Jurado (a cliff-hanger, this last, due to the important opera première she had in Madrid … but it arrived in time!); Charlie Griffin and Jack Fortner of the US; Silvia Berg of Brasil (as with Solo Rumores, one of the first composers to deliver and an extraordinary piece); Marcela Rodríguez and Horacio Uribe of México; Paul Barker of the UK; and Alba Potes of Colombia’s minimal and eloquent work. 

There was going to be a Board of Friends, which would shoulder the major fundraising work.  This didn’t work out.  It was not a failure, but it was a fairly mediocre first try; mostly, I guess, because I really had no idea of how to do that properly.  So my producer was working on fundraising.  She is an excellent producer but fundraising was not even remotely part of her job description.  Meanwhile, because she was working so hard on looking for support, she couldn’t spend time working on concert bookings, so I wasn’t making any money.  WHAT A MESS!!!

Monarca had become a crushing, Sisyphean burden.  Increasingly, in the Spring of 2011, I realized that I was Depressed.  Every time I thought about the non-music part of Monarca I had the urge to weep, and sometimes did.  I started waking up with a recurring nightmare of being tortured by unknown people in the middle of a wasteland where no one cared about me or would rescue me. 

I felt angry, deeply and personally and reactively angry, at people who I knew could easily afford to support Monarca with US$500, and who gave only $25, or didn’t even respond to my personal emails.  This was highlighted by contributions from México of US$100, where –for example—my niece as a fresh-out of law school considers herself lucky to be making 6,000 pesos a month, about 500 US greenbacks.  I started to feel bitter, as in Oh, this is how much these people really appreciate my work When Push Comes To Shove.

And all of this was starting to affect me at the piano.  It was also affecting me as a person, which I suppose is another way of saying the same thing.  I was beginning to look at everyone I met in terms of how much money he or she might be worth to Monarca.  I am neither depressive nor reactively angry, nor given to nightmares, and least of all given to sizing up people in terms of their Net Worth.  None of this was Cervantes, or at least the Cervantes I want to be.

At the same time as all this was happening inside me personally, the Philadelphia –the first US orchestra to play in China!--  was filing for bankruptcy.  As the crisis spread its terrifying stain practically all over the globe, arts organizations and Arts Councils all over the US, as well as in other countries, were frantically trying to justify their existence in the terms dictated by the World of Business and Finance.  A world which says, basically, that it is perfectly fine, in fact recommendable, to size up every new person you meet in terms of his or her net worth to your particular project.  Which said, better yet, that the vilest deceit and trickery were perfectly fine as long as you made tons of money and didn’t get caught. 

Sorry, but every molecule of my soul rejects this way of thinking about art, in fact finds it a detestable way of thinking about anything.   

Of course, arts organizations in the US had been doing this for years: contorting themselves completely out of shape, pretending to be something they aren’t and never aspired to be.  I don’t mean the vile trickery part, I mean the part that says your art has no use unless it fits into a model in which, for example, everything is measurable.  A great deal of we do is simply impossible to measure, at least with the tools we have.  Yes, you can measure whether a child is physically malnourished, and argue convincingly that she learns below par because of that.  How do you measure the malnourishment of the soul?  Yet we know that it exists: high teen pregnancy rates and gang violence are, to my mind, incontrovertible proof.  I would go further and argue that the vile trickery of the Business and Financial world, as well as the lack of firm legislation to put a stop to it, is another symptom of spiritual malnourishment.

This sort of business model, even if it is good for Business In General (which I doubt) is totally inappropriate for the arts.  It is a terrible mistake for art to somehow buy into this model, give it legitimacy, by trying to design itself according to these guidelines.  It is, in fact, art which has the only chance of educating the people in these other spheres, which must help them to have soul and to become rich in other ways which they have never been educated to imagine. 

I have felt for some time that vast numbers of people in the US are fundamentally amputated from art.  The argument is made that they themselves choose this.  I don’t buy that.  If they choose it, it’s because most people there are subjected 28 hours a day to a set of pseudo-values so twisted that many of them choose things that are really bad for them; rather like one of those dreadful auto-immune system diseases where the body attacks itself.  Watching more than three hours a day of television, for example, which is known to cause depression.  You can bet that wouldn’t happen if they were listening to Puccini or to Amanda Palmer three hours a day. 

The way Kickstarter is designed seems to me evidence of that amputation from art.  People are hungry for art, and hungry to feel they are stakeholders in it.  At the same time, they’re so dumbed-down by that disconnection from art that the only way they can imagine getting involved is through this bizarre TV game-show mechanism which is totally gladiatorial. 

Would I feel this way if I’d been able to raise some significant amount of money on Kickstarter?  It’s a good question.  Maybe not … but I am 99% sure I’d still feel that there was something radically out of kilter with the whole business. 

OK, back to Monarca.  I understood intellectually that The Crisis was the problem, and not me, but I still felt terribly responsible.  I felt like a failure.  I had designed this project and offered the composers a decent fee for the pieces I’d asked for … and now I couldn’t come through. 

I was still capable of rational thought, thanks to my work at the piano.  I realized that half the project’s budget was the composer honoraria.  Asking myself what the priorities were, the answer was to GET THIS MUSIC OUT THERE.  So, I should abandon the composer honoraria, and concentrate on raising the money to record one CD first, and then the next, later, when I could Raise More Money.   The mere thought of presenting this idea to the 17 composers was agonizing, but I could see no other way.  I figured that they would prefer a happy and healthy Cervantes, playing their wonderful Monarca pieces all over the world and with their beautiful pieces on a brand new CD, to a pitiful depressed Cervantes with nothing to show for all this pain and suffering.

The last straw was running into L***, a woman here who loves my work and has been a constant source of wisdom and humour for me, every single time I see her.  She was walking up, and I down; and when she asked me how I was, I burst into tears.  I said, with terrible anguish, that the only way out I could see was to not pay the composers their honoraria.  So do it, she said, they know you and love you and respect you.  I am betting that not only will not only not hate you, they will be grateful that you persevere and record their pieces.  You’ll see.

I consulted, finally, with A***, also wise, rigorous and compassionate.  She said something very important: No fue el momento, It was not the moment.  More than six months later I would understand just how wise that was.

So I wrote to the composers, as concise an email as possible, in Spanish and in English; still feeling like a failure as I recited these terrible facts.  That Monarca could not pay the composer honoraria, that in my view the priority was to raise the money to make the first CD and record it; and then raise the money to make the second one and record that.  I said that if anyone wanted to take back his or her piece I would be sad, but I would understand.

Almost every single composer –except the ones who never respond unless your subject line says YOUR HOUSE IS BURNING DOWN- wrote back and said things like, “I wish more interpreters were like you” or “if I were Minister for Culture you would have a lifetime stipend” or “don’t worry, I have another grant, I’m covered”.  The worse response was something along the lines of “Bad news, but not unexpected”.  

Tears of gratitude.

So what did I learn (my perennial question)?  OK, here goes, it was a lot:

Know thyself: I had to recognize –Yet Again—that I am simply not an arena rock sort of performer.  I do best in smaller halls, where I can really talk to my listeners, and even better, talk WITH them. So, by extension, I am probably not a Crowdfunding Gal.  I knew this.  I fell into the very trap that at that very moment was entrapping colleagues and arts organizations.  So therefore,

To thine own self be true: and thus, speak truth to power.  I never thought I’d say this again after 1990, but I swear never again to Fake It.

… doesn’t seem like a lot?  But it is.  It’s at the core of everything. 

At least a month after all this happened, I came back with Estrella my blonde dog from an afternoon walk and it suddenly popped into my head: WHY do you feel like a failure?  Well, I responded, because I couldn’t fundraise.  Hmmm, said that little voice, How can you be a failure at something you don’t even DO?  And I realized: I play the piano.  I am not a professional fundraiser.  I am not a failure.  It was one of those Epiphany Moments.
So what was it about Polly Carl’s blog posting that made this finally come out?  It was her Observation #6, and I quote: Get over the myth of entitlement. No one owes you anything in this business or in life. The surest way to feeling victimized is to feel owed and to feel owed is to be at a deficit. Deficits leave you with nothing to give.” 
That was how I was.  Feeling victimized.  With a deficit.  I couldn’t see it that way a year ago, because I was in the middle of the nightmares and all.  That narrow way of seeing the world leaves you with a permanent deficit. 
This is, in fact, one of the reasons we Need Art.  I mean, artists need it too!  When we get detached from what we really do, and start contorting ourselves into something we’re not –and which furthermore is a pretty questionable thing in my view— we get malnourished.  So we must apply that generosity to ourselves as well.
The moment.  The moment came some eight months later, as I undertook the work of a rather significant grant application to the FONCA (National Foundation for Culture and the Arts) here in México.  Sort of like a Mexican MacArthur grant, except that you can actually apply for it.  My project is to finish the second Monarca CD and spend three years just performing, bringing this splendid Rumor and Monarca music to audiences all over the world; by itself and in mixed programs where I put it into dialogue with pieces from the classic repertoire.  Classes, lectures, concert-conversations, all the stuff I do.  It is time to lay down this crushing administrative burden and do what I was born to do: play the piano for as many people as possible.
This process required me to pull together my entire professional life, in effect, from that very first solo recital when I was 14 years old.  Every press clipping, every review, every concert program.  It galvanized me into doing concert bookings, and the response from presenters has been heartwarming and enthusiastic.  My three-year calendar of projected activity is a full one.  Now is the moment.  The moment is now.
The Business-Enabled among you will surely ask, Yes, but the funding?  How will you get THE MONEY??  And I will answer: I don’t know.  But it will happen.  The moment is now.