SOBRE ESTEREOTIPOS Y EL ACCESO AL ARTE ...
Hace tres semanas el día de hoy,
junto con la poeta Lirio Garduño, hice un concierto-charla con un pequeño grupo
de estudiantes proveniente de los EE.UU.
No fue un grupo cualquiera: fueron cinco cadetes –integrantes de un
programa élite de idiomas— de West Point, la academia militar élite de EE.UU. Pero más de eso más adelante.
Combinar poesía y música es algo
que hemos hecho varias veces Lirio y yo, en varias formas, desde que empezamos
a colaborar en la primavera del 2007 cuando ideamos unos conciertos de música
de Rumor
de Páramo intercalada con la lectura de fragmentos de textos de
Rulfo.
A la sazón, habiendo tocado el
estreno absoluto de 18 de esas obras en octubre del 2006, yo buscaba una manera
de hacer más accesible esta música completamente nueva a públicos quizás menos
doctos en escuchar la nueva creación musical. Había colaborado antes con poetas y escritores y sabía cómo
la palabra y la música se potencian mutuamente. Si no mal recuerdo, Lirio y yo ya habíamos platicado en
términos generales de una colaboración interdisciplinaria. En los hechos, ha sido algo
extraordinariamente fructífero: llevamos conciertos de Rumor y rumores a varios
pueblos y ciudades en el estado de Guanajuato donde seguramente nunca se había
escuchado música así, y rara vez las palabras –en efecto poesía— de Rulfo
leídas con tanta expresividad.
Con el tiempo, nuestra colaboración
adquirió mayor dimensión: En mayo del 2007 fuimos invitadas a la Feria Nacional
del Libro en León (GTO) e invitamos a Pablo Boullosa a acompañarnos. Agregar la voz masculina al dúo
piano-Garduño fue un cambio asombroso: fue como una suerte de música de
cámara. Un año después, fuimos a
Nueva Jersey (EU) invitadas al Raritan River Festival; y allí invitamos al
renombrado poeta estadounidense David Sten Herrstrom como lector en
inglés. ¡Igual de increíble!
De conciertos-charla he hecho
muchos. Para mí ha sido un
vehículo maravilloso para un concierto más interactivo. Muchas veces lo hago con un público
no-especializado; pero ha resultado ser algo muy gratificante también con
escuchas melómanos puros y duros.
La idea es simplemente que mis oyentes tengan espacio para hacer preguntas,
articular dudas; y que yo responda en ese momento, con el piano cerca para
demostrar o tocar fragmentos.
Bueno, el caso es que hace poco más
de un año fui invitada a un coctel aquí en Guanajuato, para un grupo de cadetes
de West Point de visita a México junto con su profesor-asesor. Son integrantes de un programa que se
llama "AIAD". En palabras de su profesor-asesor, esto significa "Academic Individual Advanced
Development (Desarrollo Académico Individual Avanzado), o sea una oportunidad
para que el/la cadete se mejore en algún aspecto de su programa de estudios, en
este caso el aprendizaje del idioma y cultura hispana.”
Estuvieron aquí muy poco tiempo, sólo unos cuatro días. Aplaudí, primero que nada, que habían
venido a Guanajuato: el corazón de México y otro México que sitios como Cancún
y Vallarta; o la zona fronteriza, tan corrompida por lo más barato de la cultura gringa que ahora apenas es
México.
De lo que entendí, su visita se
había enfocado casi enteramente en cuestiones del tipo predecible, hablándose
de México y del poco conocimiento en EU de este país: seguridad, narco, narco, seguridad. Seguridad y más narco, en caso de que
nadie lo captara. Como yo no tengo
nada de vergüenza en estas cuestiones, comenté que la cultura de México, en las
manos correctas, es una fuerza mucho más poderosa que cualquier
ametralladora. Y ofrecí –como la
exbecaria Fulbright-García Robles que soy— adentrarles algo en dicha cultura
que además se trata de impresionante y hermosa creación de hoy mismo, y no sólo
de cabezas olmeca y de pirámides, por impactantes que fuesen.
Y hace un par de meses, ¡me tomaron
la palabra! Me llegó un correo de
quien tan admirablemente organizó la visita del grupo tanto de este año como
del anterior, preguntándome si siempre tenía interés en hacer algo. Cuentan
conmigo, dije. ¿Qué les parece un concierto-charla sobre la
historia de México, a través de la óptica de música Monarca? Vino la
respuesta, ¡Fenomenal! Lirio y yo lo
platicamos y decidimos que la mejor manera de hacerlo sería en orden cronológico;
la pareja que organizó todo estuvo
de acuerdo. Cuando empecé a
diseñar el programa con Lirio, descubrimos asombradas que sí funciona: la
amplitud histórica de las musas escogidas se presta muy bien a una presentación
de esta índole.
El plusvalía, por así decir, fue
los poemas de Lirio. De repente,
saliendo del premio internacional Nicolás Guillén, el local de León y no
recuerdo bien a bien qué galardón más, se sintió inspirada –por las musas, por
la música— a escribir unos poemas.
El primero fue después de visitar el Museo Soumaya en el DF, donde vio
un brazalete que perteneció a Carlota de Bélgica – la musa de la austera mas
apasionada pieza de Alba Potes de Colombia, Desde
el Aire: Seis instantes.
Luego, si no mal recuerdo, la Casa Azul de Kahlo y Rivera, inspiración
de la obra de Silvia Berg de Brasil, hermosa como para partirte el corazón.
El hecho es que de allí salió todo
un caudal de poemas, once hasta la fecha, en su mayoría inspirados en las musas Monarca. Leyendo los primeros, sentí el impulso
de traducirlos (como algunos
saben, otro interés mío). Lo hice,
y mis primeros intentos le gustaron a Lirio. Hace rato, cuando decidí volver a hacer conciertos caseros
--ahora para recaudar fondos además de madurar este repertorio (ve un blog que
pronto escribiré)— Lirio me hizo el favorzote de participar en algunos; ella
leyendo su poesía y yo la versión en inglés. Y cuando ella no pudo, yo leí las dos.
Bueno, pues para este
concierto-charla decidimos acompañar cada una de las seis obras que seleccioné
con uno de estos poemas de la pluma de Garduño; excepto en el caso de Sor
Juana, donde Lirio eligió un fragmento de texto de un poema más largo. Así que el programa fue:
PRE-CONQUISTA:
Poem: Lirio Garduño, El sueño de Quetzalpapálotl
Horacio Uribe El viaje nocturno de Quetzalpapálotl (2010)
Poem: Lirio Garduño, El sueño de Quetzalpapálotl
Horacio Uribe El viaje nocturno de Quetzalpapálotl (2010)
(México, 1970) (The
night voyage of Quetzalpapálotl)
(Quetzalpapálotl
is a sacred butterfly of the Mexica culture, into which metamorphose women who
die in childbirth, and warriors who perish on the field of battle)
CONQUISTA:
Poem: Lirio Garduño, Malinche
Paul Barker La Malinche: Concert Aria (2010)
Poem: Lirio Garduño, Malinche
Paul Barker La Malinche: Concert Aria (2010)
(Gran Bretaña, 1956)
VIRREINATO:
Poem: Sor Juana Inés de
la Cruz
Pilar Jurado Primero sueño (2010) [Sor Juana
Inés de la Cruz]
(España, 1968)
intermedio
FRENCH
INTERVENTION: (ca. 1860, 50 years
post-Independence)
Muse: Carlota of Belgium, the environment
Poem: Lirio Garduño, El brazalete de Carlota
Alba Potes Desde el aire: seis instantes (2010)
Poem: Lirio Garduño, El brazalete de Carlota
Alba Potes Desde el aire: seis instantes (2010)
(Colombia, 1952) (From
the Air: Six Instants)
1. Pensativo con Premoniciones (Pensive
with Premonitions)
2. Certidumbre: incertidumbre
(Certainty: Uncertainty) 3. Los juegos
se
desvanecen (The games disappear) 4. Detalles distantes (Distant details)
5. Aprisa (Hurried) 6.
Introspectivo
REVOLUTION
& FLOWERING OF MODERN MEXICAN CULTURE (1930s-1940s):
Poem: Lirio Garduño, La casa azul
Poem: Lirio Garduño, La casa azul
Muse: Frida Kahlo y su Casa Azul (Blue House)
Silvia Berg El sueño … el vuelo (2010)
Silvia Berg El sueño … el vuelo (2010)
(Brasil, 1958) (The
dream ... the flight)
CLOSING THE CIRCLE:
Muse: La Sandunga
Muse: La Sandunga
Charles B. Griffin “ … like water dashed from flowers …”
(2010)
(EUA, 1968)
(“… como agua arrojada de flores …”)
Fue muy chido, la otra perspectiva en
que esta óptica histórica me obligó a entrar. Por ejemplo, nunca había pensado en EMPEZAR un concierto con
la obra de Uribe: no sé, es muy intensa y me supongo que por eso no lo había
imaginado así. Pero ¡funciona! La calidez y la belleza de esta pieza energiza al escucha,
le engancha de entrada.
Como dije, me asombró cómo fue
posible construir un micro-recorrido de la historia de México a través de las
musas Monarca … eligidas, déjenme decir, por los propios
compositores. (Yo no asigné nadie
a nadie, pese a consejos de cerebros más sabios, que me instaron a que yo fuese
algo más autoritaria o al menos más específica. Sobre esto escribiré en otro momento.) Puse Closing the Circle (Cerrando
el círculo) como cabecera de la obra final, la de Charles Griffin, porque
al inicio de la pieza declamo un texto, traducido al español moderno del
náhuatl virreinal. Otro blog aún,
porque créenmelo, es una historia para contarse.
Va, el concierto-charla. Empecé preguntando, ¿en qué pensamos cuando
pensamos en cualquier país – en este caso, México? Claro: geografía,
historia, economía, sociología.
Casi siempre se menciona el arte en segundo plano, si es que se la
menciona. Sin embargo, hablando de
cualquier país, se puede resumir todos los tópicos arriba mencionados por medio de su arte … porque el arte es el espejo de todo
lo que pasa en cualquier sociedad.
Otro tema para aún otro blog.
Yo sé. Paciencia.
Hubo un poco de pánico del último
momento por la cuestión de si lo hiciéramos bilingüe español-inglés, o sólo en
español. Yo algo me estuve
angustiando y enojando gratis al respecto, y Lirio dijo, con esa sensatez y
simplicidad que es una de las cosas que más quiero en ella, ¿Porqué no les preguntamos a los cadetes cómo
ellos lo quisieran? Aj JA,
dije; y así fue.
A cinco para la una, hablaron para
decirme que quisiera venir una pareja estadounidense cuyo castellano, sea dicha
la verdad, no es muy fuerte … y yo decidí, bueno, que se conformen con lo que
decidan los cadetes. Además,
estamos en México, rediós. Y así fue.
Lirio les preguntó si quisieran la presentación en español o bilingüe y
en un santiamén todos dijeron que en español. ¡bravi! Estaban
concentrando como locos pero lo captaron, yo sabía de sus preguntas después.
Lirio dio un poco de contexto
histórico para cada periodo y fue entonces que yo dije, si lo consideré
necesario, algo acerca de la música.
Luego el poema y la traducción.
Yo no quisiera interrumpir ese momento entre poesía y música, que me
parece cada vez más mágico, con comentarios –en efecto, en prosa- sobre la
música.
Fue algo único. Bueno, todo cuanto concierto lo es,
pero éste fue muy especial. Lo que
amo tanto de recintos tan íntimos como mi estudio es que la respuesta del
escucha es absolutamente tangible, a veces audible. Al final, invitamos sus preguntas y casi todos tuvieron
una. Y déjenme decir que fueron
muy buenas preguntas: o sea, estuvieron escuchando, y a todo.
Hubo unas personas más en la
presentación –unos amigos mexicanos de la pareja que organizó todo, y unos
visitas míos quebecquois— y sus
comentarios también fueron muy interesantes. Terminando las preguntas pedí que todos tomaran un momento
para pensar en Las Américas, que no es sólo Estados Unidos sino también Canadá,
México, en efecto todo el hemisferio.
vale, ahora esos pensamientos míos. Al final, después de preguntas y
respuestas, nos entregaron sus agradecimientos: una medalla conmemorativa para
Lirio, para mí una playera con el logotipo de su programa de idiomas de que forma
parte una imagen de la lámpara del conocimiento. Por alguna razón cuando su profesor explicó que fue la
lámpara del conocimiento casi me rompí a llorar. Me parece algo tan precioso y tan invalorable, esa lámpara
del conocimiento y del aprendizaje. Para todos.
De manera espontánea, varios de los
cinco cadetes dijeron algo de agradecimiento. Bello, desde el corazón: no fueron palabras formales ni
ensayadas. Pero hubo más: después,
cada uno se me acercó para decir algo, al parecer, más íntimo y más cerca al
corazón: menos publico, quizá. El
primero fue el que se veía más militar de los cinco: apuesto, erigido,
seguramente de una envidiable condición física. Me dijo (ahora sí en inglés), algo tambaleante, “Pues, le quisiera agradecer porque … porque
pues nunca en mi vida he estado tan cerca de un piano. Ni … ni a alguien que lo toca como
usted. Fue increíble.“ Larga
pausa, y luego, “Sabe que nosotros, pues
nosotros tenemos una vida bien lineal, ¿sabe? Y esto que ustedes nos dieron esta noche fue, bueno, fue
algo fuera de serie, a mí me hizo consciente de otras cosas que suceden dentro
de mí …”
Tiempo después, en el convivio que
siguió nuestra presentación, se acerca otro cadete, esta vez la única mujer de
los cinco y de ascendencia mexicana. Me dice, también tambaleando un poco como hacemos cuando
hablamos en un vocabulario inacostumbrado, “Le
quisiera agradecer porque bueno, ustedes me hicieron consciente de una parte de
mi patrimonio … bueno, usted ha de saber que soy de papás mexicanos, y fue hace
poco que vine a México a conocer mis raíces … y bueno, yo no sabía de todas
estas mujeres … la obra sobre la Casa Azul de Frida Kahlo … ay chin, me voy a
poner emocional …” y se ven las lágrimas en sus ojos. Con mis ojos también algo mojados le toqué
en el hombro, y le dije “Está bien, esa
es la idea”. A sabiendas de
cómo nos ponemos en esos momentos y de qué es el remedio, le asigné una
tarea. Le pasé mi cuaderno y pedí
que todos apuntaran sus nombres y direcciones de correo-e. “Yes,
ma’am”, dijo; Sí, señora.
Después, estuve pensando en mi
propio estereotipo de esos cadetes.
Confieso que yo no sabía qué esperar de este grupo. Mi propio estereotipo del cadete élite
de West Point es que les toman y logran la manera de eliminar a palizas toda
cuanta huella de empatía, sensibilidad, y actividad de hemisferio derecho,
léase debilidad. Como cualquier estereotipo, con algo de
verdad y como se me colaría, exageración hasta el punto de falsedad.
Desde cierta nefasta perspectiva
–abogando por el diablo— se podría decir “Pero,
son los meros meros élites de la academia militar más élite de Estados Unidos, ¿cómo
puedes argumentar que un grupo así tiene necesidad del arte – o que lo merece,
carajo”? Me supongo que esto es algún variante
sobre el tema de culpar –y castigar, a menudo de la manera más cruel, o sea
escupiendo a ellos— a los veteranos de Viet-Nam por ese horrible conflicto, en
lugar de a sus comandantes y los “estrategas” que diseño todo ese débacle.
Lo pensé y concluí que hubiera sido simplemente imperdonable el NO compartir esta espléndida música, y la maravillosa
poesía que en parte inspiró, con esos jóvenes. De la mismísima
manera que pensé unos días después, escuchando el 2º Concierto de Brahms con
Arrau, Haitink y la Concertgebouw, Ni un solo niño en el mundo entero debe
crecer sin escuchar esta música.
Siempre he dicho que somos
sembradores de semillas. Y como
tal, no sabemos –no nos es dado saber—cómo y cuándo germinaren esas semillas. Puede que en ese mismo momento, puede
que en seis meses o seis años o en veintiséis … y en realidad no importa. Lo importante es que sí se sabe que se
ha tocado alguna veta, se ha activado alguna facultad de empatía y de
sensibilidad que en algún momento cobrará vida y entrará en acción.
O sea, si voy a abogar para el
acceso al arte –algo que a mi ver es ahora urgente— pues tiene que ser acceso
universal. Si uno de esos cadetes,
en algún momento en seis meses, o seis años o en veintiséis, tomara una
decisión, hiciera una elección más humana, más empática, ¿quién sabe si no
fuera por alguna semilla que quedó esa noche de música e historia en esta
casa? No nos es dado saber, y mucho
menos estamos facultados para denegar el acceso al arte por algún estereotipo
que sonsamente tenemos metido en el coco.
Quien decidió sacar esas fotos en Abu Ghraib y después publicarlas, o
los Nazis que se dejaron llevar por la corriente y después lo pensaron mejor e
intentaron hacer algo, o un sinnúmero de seres humanos a través de todas las
épocas que en algún momento tomaron consciencia, ¿no podría haber sucedido por
una de esas semillas? Repito: no
nos es dado saber. La ética y la
consciencia humana tienen sus caminos misteriosos y escondidos que no siempre podemos
divisar en el momento. Y EL ARTE
es uno de los motores de esa consciencia, porque activa a nuestra facultad empática. Y por esto, queridos amigos, el Arte Es
Peligroso.
¿Ves? No podemos tener esa
arrogancia. Acceso universal al arte, no a los estereotipos. He dicho.
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